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DIOS HABLA AÚN CON LAS PERSONAS?

miércoles, 10 de octubre de 2007

Un joven de vida espiritual fue a una reunión de estudio de la
Biblia en la residencia de un matrimonio amigo. Era noche de jueves.
El matrimonio dividió el estudio entre oír a Dios y obedecer la
palabra del Señor.

El joven no podía dejar de querer saber si "Dios aun habla con las
personas".

Después del estudio, salió para tomar un café con los amigos que
estaban en la reunión familiar, y discutían un poco más sobre el
mensaje de esa noche.

De formas diversas ellos hablaban cómo Dios había conducido sus
vidas de maneras tan diferentes.

Eran aproximadamente las 22 horas cuando el joven se despidió de
sus amigos y comenzó a dirigirse a su casa.

Sentado en su automóvil, comenzó a pedir: "Dios, si aún hablas con
las personas, habla conmigo. Yo te escucharé. Haré todo para
obedecerte"

Mientras conducía por la avenida principal de la ciudad, tuvo un
pensamiento muy extraño, como si una voz hablase dentro de su
cabeza: "Para y compra un litro de leche".

El movió su cabeza y dijo en alto: "Dios, ¿eres tú, Señor?".

No obtuvo respuesta y continuó dirigiéndose para su casa.

Sin embargo, nuevamente, surgió el pensamiento: "Compra un litro de
leche".

El joven pensó en el pasaje de la Biblia que habla de Samuel y cómo
él no reconoció la voz de Dios, y cómo Dios habló con Samuel.

¡Muy bien, Dios!

En caso de ser el Señor, voy a comprar la leche.
Esto no parece ser una prueba de obediencia muy difícil.
Total, uno podrá también usar la leche.

Así que paró, compró la leche y reinició su camino a casa.

Cuando pasaba por la séptima avenida, nuevamente sintió un
pedido: "Gira en aquella calle".

Esto es una locura, pensó y pasó de largo el retorno.

Nuevamente sintió que debería haber girado en la séptima
avenida.

En el siguiente retorno, giró y se dirigió por la séptima
avenida.

Medio bromeando, dijo en voz alta: ”Muy bien, Dios. Lo haré".

Siguió avanzando por algunas cuadras cuando de repente sintió que
debía parar. Se detuvo y miró a su alrededor. Era un área mixta,
comercial y residencial. No era la mejor área,
más también no era la peor de la vecindad.

Los establecimientos estaban cerrados y la mayoría de las casas
estaban a oscuras, como si las personas ya se hubiesen ido a dormir,
excepto una del otro lado de la calle y que estaba cerca.

Nuevamente, sintió algo, "Ve y dale la leche a las personas que
están en aquella casa del otro lado de la calle". El joven miró la
casa. Comenzó a abrir la puerta del coche, pero se volvió a sentar.
"¡Señor, esto es una locura!"
¿Cómo puedo ir a una casa extraña en medio de la noche?".

Una vez más, sintió que debería ir a dar la leche.

Finalmente, abrió la puerta,"Muy bien, Dios, si eres el Señor, iré
y entregaré la leche a aquellas personas.

Si el Señor quiere que yo parezca un loco, muy bien. Yo quiero ser
obediente. Pienso que esto va a contar para algo; sin embargo, si
ellos no responden inmediatamente, me iré en el mismo acto.

Atravesó la calle y tocó la campanilla.

Pudo oír un barullo viniendo desde dentro, parecido al llanto de una criatura.
La voz de un hombre sonó alto: ¿Quien está ahí? ¿Que quiere?.
La puerta se abrió antes que el joven pudiese huir. De pie, estaba
un hombre vestido de jeans y camiseta. Tenía un olor extraño y no
parecía feliz de ver a un desconocido de pie en su solera.

"¿Qué pasa?" El joven le entregó la botella de leche. "Compre esto para ustedes". El
hombre tomó la leche y corrió adentro hablando alto. Después, una
mujer pasó por el corredor cargando la leche en dirección a la
cocina. El hombre la seguía, sosteniendo en brazos una criatura que lloraba.

Lagrimas corrían por el rostro del hombre y luego comenzó a hablar,
medio sollozando: "Nosotros oramos". Tenemos muchas cuentas que pagar este mes y nuestro dinero se había acabado. No teníamos más leche para nuestro bebe.
Apenas ore le pedí a Dios que me mostrase una manera
de conseguir leche.
Su esposa grito desde la cocina:
"Pedí a Dios que me mandara un ángel con un poco...
¿Ud. es un ángel?

El joven tomó su cartera y sacó todo el dinero que había en ella y
lo colocó en las manos del hombre. Se dió media vuelta y se fue a su
vehículo, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas. El
experimentó que Dios, todavía responde los pedidos de los justos.

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